HACE 4000 AÑOS, UN DÍA DE AÑO NUEVO...

En la ceremonia de la hierogamia o matrimonio sagrado, la gran sacerdotisa le recitaba al gobernante una serie de poemas de corte amoroso.  En las excavaciones en Mesopotamia se ha localizado alguna que otra biblioteca. Gracias a ello, recuperamos toda una colección de poemas que se recitaban en el Año Nuevo.   Por esta circunstancia, el 80% de la poesía sumeria conservada está escrita por mujeres y, dicho sea de paso, gracias también a las tablillas encontradas, se ha podido descubrir que no fue el rey Salomón el que escribió El Cantar de los Cantares, sino que son una recopilación de poemas de la hierogamia (supongo que el rey Salomón debió tener problemas con el procesador de texto, como Ana Rosa - IRONIC MODE OFF).

Con el poema de hoy inauguro una serie de artículos en los que iré publicando, poco a poco, algunos de esos poemas. Os advierto que algunos no pueden leerse en horario infantil.





"Él ha brotado;  Él ha florecido;

Él es lechuga plantada en el agua.
Él es el que ha adorado mi útero,
la fuente rebosante de mi jardín,
mi cebada creciendo alta en su surco,
mi manzano con resistentes frutos en su copa.
Él es lechuga plantada en el agua.
Mi dulzura, la dulzura que siempre me apetece.
Mi señor, la dulzura de los dioses,
el que más adora mi útero.
Sus manos son de miel, sus pies son de miel.
La dulzura que siempre me apetece.
El impaciente e impetuoso que acaricia mi ombligo,
el de las suaves caricias,
el que más adora mi útero.
Él es lechuga plantada en el agua."

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